jueves, 13 de junio de 2013

Corte 4

¡Hola de nuevo, visitantes!
Bienvenidos a la nueva entrega de <<Cortes>>. ¿Recordáis la tensión del último corte? Seguro que estáis deseando conocer la continuación, así que no os haré esperar más.
¡Espero que os guste!


Corte 4: La discoteca.

Lucia se quedó en la discoteca como Rumi le había pedido. No obstante, su amiga no había tardado ni dos segundos en desaparecer tras el humo que envolvía la pista de baile dejándola sola.

Así que allí estaba. Sola. Estaba completamente sola.

Se arrastró hasta una de las pocas y diminutas mesas que había amontonadas a un lado de la sala, allí donde ni siquiera llegaban las luces de los focos. No había nadie más que ella en esa zona. Todos los demás jóvenes bailaban sin parar de reír en la pista de baile donde no había espacio para ella.

La pista parecía vibrar por sí misma al son de la música potente y escandalosa que se clavaba en sus oídos como un pitido agudo. Lucia contempló a todas esas personas moviéndose, retorciéndose y vio los cuerpos sudorosos frotándose unos con otros en una danza que parecía consumirlos poco a poco.

Las luces se movían recorriendo la pista e iluminando un rostro, una mano apretada a otra, una camisa empapada en sudor o simplemente levantaba sombras de figuras extrañas sobre el humo que flotaba por encima de sus cabezas.

Lucia sentía en su piel el calor. Ese aire seco y a la vez húmedo que procedente de ellos revoloteaba hasta donde ella estaba y se pegaba a sus brazos, a sus mejillas y a su cuello. Intentaba apartarse el pelo para alejar esa sensación agobiante y ese olor nauseabundo que lo acompañaba.

Desvió la mirada hacia la mesa en busca de algo para beber que la refrescara, pero todo lo que había allí era alcohol. No había nada para ella.

¿Por qué estaba allí?

Heiji se había ido. Estaba tan enfadado que seguramente ahora la odiaba. Tal vez no querría verla nunca más. ¿Qué iba a hacer ahora? No sólo se había quedado sola, si no que estaba atrapada. No tenía el dinero suficiente para parar el embarazo. Así que pronto no sólo Heiji, sino que también su padre la odiaría.

Suspiró y apoyó las manos en la mesa, pero estaba tan sucia que se le quedaron pegadas. Mientras intentaba despegarlas y limpiarse a un pañuelo, alguien salió de la pista dando tumbos y se acercó a su mesa.

Era una de las amigas de Rumi. Caminaba sin poder mantener un rumbo recto, con los ojos hundidos y la cabeza tan baja que el flequillo ocultaba su mirada. A Lucia le resultó familiar pero no supo dónde la había visto antes, seguramente en el instituto.

La chica logró sentarse en una de las sillas altas de la mesa y sin decir nada, unió los restos de bebidas que quedaban en los vasos en uno solo y se lo bebió casi sin respirar.

Lucia la observó en silencio hasta que la chica soltó el vaso y se cruzó de brazos. Entonces, pudo ver que los ojos de la chica brillaban… aunque no con pena, sino con una ira profunda y penetrante.

Aún así Lucia, le preguntó:

-¿Estás bien?- La chica la miró como si acabara de darse cuenta de que estaba allí. Asintió de forma exagerada como si no pudiera controlar del todo su cabeza. –Pareces un poco… alterada.-

-¿Alterada? ¿Yo? ¡No! ¿Por qué?- arrastraba las palabras y paladeaba las sílabas con dificultad.-Odio a los hombres-

-¿Ah sí? ¿Por qué?-

-Porque yo no les gusto. Creía que el problema era mío pero…  todos los hombres son basura.-

Lucia se balanceó en la silla.

-¿Qué ha pasado?- preguntó.

-Rumi y yo hemos quedado con unos amigos suyos hoy. Hemos pasado toda la tarde juntos y… había un chico muy… muy… muy… simpático y guapo. Me gustaba ¿Sabes?- Lucia asintió y la chica respiró mientras miraba hacia la pista de baile.- Y yo creía que también le gustaba. Durante toda la tarde me hablaba, me hacía reír y me miraba… él me miraba todo el rato, sólo a mí.-

-¿Y cuál es el problema?-

La chica señaló hacia la pista. Lucia no era capaz de distinguir nada en ese amasijo de gente que se movía a la vez, pero logró identificar a Rumi entre ellos cuando la luz de un foco incidió sobre ella. Estaba entre los brazos de un japonés alto de cabello oscuro y sonrisa sinuosa. Él la rodeaba y de vez en cuando la besaba. Rumi se pegaba a él casi con urgencia.

-Ese es el chico- explicó la chica que tenía delante.- Y esa es mi mejor amiga. ¡Pero no es su culpa! Siempre es así… ellos me hablan y me miran, pero después se van con otra.-Lucia la miró. La chica jugueteaba con el vaso vacío y una amarga sonrisa en su rostro.- Les gusta mi cuerpo y mi rostro pero después cuando conocen mi interior se largan.- Y se llevó el vaso a la boca para apurar una diminuta gota que quedaba.- No me extraña nada… ¿sabes?... tampoco le gusto a mi padre, así que…-

Lucia levantó la vista.

-¿Ah no?- preguntó, la chica se encogió de hombros.-Yo tampoco le gusto al mío… de hecho creo que mi padre me odia pero aún no se ha dado cuenta. Y siempre tengo mucho cuidado en no hacer nada que se lo demuestre. Y al final lo que ocurre es que… nunca soy yo misma cuando estoy con él. Intento ser lo que él quiere que sea.-

La chica parecía demasiado mareada como para entender lo que Lucia decía aunque no le importó demasiado. Lo había dicho más para ella que para la chica. Era la primera vez que hablaba de ello en voz alta y resultaba más claro y sencillo de comprender que cuando lo pensaba en silencio y mecía sus sentimientos al respecto.

Se dio cuenta de que era ese miedo a que su padre la odiara lo que la había empujado tan desesperadamente hacia la idea de abortar. Era ese miedo por no decepcionarle lo que le había hecho perder a Heiji. Porque era una egoísta.

No se había preocupado por lo que él pudiera pensar o sentir. No le había importado su opinión o sus creencias, sólo había pensado en sí misma.

Había herido a Heiji por salvar la relación con su padre. Una relación que, por otro lado, no tenía el más mínimo valor real. ¿Cómo había sido tan estúpida para dañar al único de los dos que realmente la amaba?

-Voy a vomitar- soltó la chica sacándola de sus pensamientos. Lucia la miró; la chica estaba pálida y se tapaba la boca como si aquello fuera inminente.- Discúlpame eh…-

-Lucia-

-Lucia-chan- le dijo la chica e hizo una pequeña reverencia al ponerse en pie, aunque eso debió marearla aún más.- Yo soy chizu.-

-Encantada-

Y la chica salió corriendo hacia las puertas de los servicios.

Lucia la siguió con la mirada a través de la oscuridad y el ruido y sintió al presentimiento dando puñetazos en las paredes de su estomago, reclamando su atención por primera vez desde que estaba allí.

Lucia se llevó una mano al vientre.

Debería irse. Una embarazada no debería estar en un sitio como ése. Se puso en pie y sacó el móvil antes de colgarse el bolso del brazo. Lo comprobó una vez más pero no tenía ninguna llamada.

Se colgó el abrigo y la bufanda también del brazo y cuando trataba de encontrar la salida con la mirada, le vio.

El corazón le dio un vuelco porque allí estaba él. Heiji. De pie, a unos cuantos metros y varias personas borrachas de distancia. La miraba fijamente, muy serio pero Lucia advirtió que ya no parecía tan enfadado. Aún así, no se atrevió a acercarse. Se quedó junto a la mesa, sosteniendo su mirada, queriendo adivinar que estaba pensando.

¿Había venido para romper con ella oficialmente? ¿Quería gritarle de nuevo? Estaba preparada para aceptar lo que fuera porque se lo merecía.

El presentimiento se detuvo, expectante y se hizo un nudo para no molestar.

Lucia no le quitaba los ojos de encima y vio como Heiji sacaba su móvil y se ponía a pulsar las teclas. Cuando terminó, levantó sus ojos serios hacia ella. Entonces, el móvil de Lucia se iluminó.

Lucia miró la pantalla. Heiji le había mandado un mensaje. Ella le miró extrañada pero él le hizo un gesto con la cabeza para que lo leyera. Las manos le temblaban mientras pulsaba las teclas.

 
Lo siento.
Tengo el dinero que faltaba.
 

Lucia tardó un poco entender lo que esas palabras significaban y cuando lo hizo, seguía sin comprender la situación. Volvió a mirar a Heiji, confusa, pero él ya estaba tecleando de nuevo en su móvil.

El móvil de Lucia se encendió de nuevo.

 
Tú eres lo más importante para mí.
 
El corazón de Lucia se hundió dolorosamente en su pecho. Le miró pero Heiji volvía a teclear.

 
Te quiero.

 
Lucia sintió como si cayera hacia atrás al ver la pantalla iluminada y esas dos palabras, grandes y fuertes en el centro. Las mariposas de su estomago la sostuvieron y la pusieron en pie de nuevo.

Guardó el móvil y miró a Heiji que había hecho lo mismo. Sus ojos se encontraron a través del jaleo y la música atronadora y Lucia vio la expresión de seriedad de Heiji desvanecerse y dar paso a su amplia sonrisa de emoción desbordante.

Lucia sintió que también sonreía sin darse cuenta y empezó a acercarse a él abriéndose paso entre la gente con un mano en el vientre a la que no dio importancia.

Heiji se quedó donde estaba observando cómo se acercaba y cuando estuvo a un par de pasos de él, abrió los brazos para recibirla. Se cobijó en sus brazos, en su pecho, en su hombro y sintió algo doloroso e intenso que se le hundía intentando hacerla llorar. Lucia consiguió aliviarlo soltando todo el aire que había retenido en su interior.

Se apartó un poco para mirarle y comprobó que ya no había nada, ni un mero rastro de enfado o de decepción en el rostro de Heiji. La miraba como siempre, con esos ojos claros y transparentes, alegres y cargados de amor. El alivio que sintió y la emoción eran como una descarga eléctrica que recorría su cuerpo y fue lo único que lo mantenía en pie.

-Heiji…- quiso decir algo, aunque su cabeza seguía en blanco.- Heiji yo también…- No podía elevar el tono de voz, apenas tenía fuerzas para gritar y aunque le hablara al oído, la fuerza de la música le impediría que la oyera. Le miró fijamente.- Yo también te quiero.-

La sonrisa de Heiji aumentó, aunque ya casi parecía imposible, como si la hubiese oído. Aunque tal vez sólo había adivinado sus palabras.

Levantó una mano y le rozó el perfil de la cara, desde la frente hasta la barbilla mientras escudriñaba su rostro.

Se inclinó sobre ella y la besó. Lucia alargó los brazos hacia su cuello y le abrazó.

El beso la elevó más allá de la música, de las voces, del calor hasta un lugar lejano donde nada podía entrometerse. Donde estaban solos los dos y ni siquiera el pequeño ente existía como una idea amenazadora.

Allí, todo brillaba y la música se había convertido en una melodía lenta y dulce que llenaba sus oídos.

Apoyó la barbilla en su hombro sin soltarle y trató de retener esa sensación de paz que había desterrado el miedo y la inseguridad, todo lo que le fuera posible. Cerró los ojos para sentir solo los brazos de Heiji a su alrededor, sujetándola y sosteniéndola.

Quiso dar gracias, aunque no sabía a quién, porque Heiji hubiese regresado con ella. Había estado a punto de perderle para siempre y todavía sentía que no se merecía tanta suerte. Pero decidió reservar esos pensamientos para más tarde y perderse en esos momentos de paz que pronto tendrían que acabar.

Bueno, visitantes, parece que las cosas empiezan a arreglarse para Lucía.
Si queréis saber qué pasará al final, sólo tenéis que esperar a mañana para conocer un poco más de los protagonistas. Sólo quedan tres cortes, así que el final se acerca.
No os olvidéis de comentar con vuestras opiniones.
¡Hasta la próxima!

3 comentarios:

  1. Pobre amiga de Rumi, gusta a los tios pero cuando la conocen pasa de ella... ¿qué clase de personalidad tiene???

    Está muy bien!!

    Sr. X

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  2. Hola!!^^
    Cada vez se está poniendo más bonita la historia, igual que Heiji, cada vez me gusta más! Qué amor de chico, por favor! Quien encuentre alguien así que lo amarre y no lo deje escapar, a ver si se da cuenta Lucía (bueno, lo sabe, pero me refiero a que tenga en cuenta su opinión) , que tiene a un cielo de novio a su lado! Es encantador, de verdad, monísimo!!!!
    Ojalá al fin se pongan de acuerdo los dos, espero que no decidan una cosa tan importante sin que uno de ellos esté seguro!
    Y vaya, pobrecilla la amiga de Rumi, ya encontrará algún chico que la quiera por su interior!
    Nos seguimos leyendo, tengo muchas ganas de leer el siguiente y estoy nerviosa por el final! Aish, ¿qué pasará? Espero que el padre de Lucía no sea tan malo como lo pinta!!
    Un saludo^^

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  3. Hola!!!
    Jajaja, aysss me alegro de que Heiji te guste tanto, la verdad es que es de los más monos de todos los chicos sobre los que he escrito ¿Existirán así en la realidad?
    En fin, al menos ya han tomado la decisión. Ahora a ver que tal les va, porque todavía les queda lo peor, pero es lo que tu dices, mejor si los dos están seguros.
    Ya... la pobre chizu lo pasa bastante mal, pero lo weno que tiene es que ella lo sigue intentando ¡Ese es el espíritu!
    Ya no te queda apenas nada, estás a tres cortes del final!
    Me alegra que te este gustando tanto, todas las opiniones que me llegan (y ahora mismo es solo la tuya) son muy importantes para mejorar, para aprender y sobretodo para sentir que lo que haces sirve para algo, así que muchas gracias por leer mis historias y comentarlas además!
    Weno, m voy a echar un ojo a Dallas y Carla que hace un par de días que no sé nada de ellos.
    Hasta la próxima! ^^

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