domingo, 19 de mayo de 2013

Hola chicos. Ahora es mi turno de contaros los turbios pensamientos que vagan por mi inconsciente y salen a flote durante el sueño. Ayi será la encargada de traducir todas esas incoherencias y mostrar lo que de verdad esconden. Ahí va:


Estoy en una especie de calabozo de piedra con otros muchachos, no tengo ni idea de por qué, el caso es que nos tienen prisioneros y pretenden matarnos de hambre, hace ya tiempo que no nos traen nada para comer aunque al principio sí lo hacían ¿será la crisis?
Uno de los chicos descubre en una parte de la pared de piedra una especie de hueco por el que sale comida, pero no cualquier comida no, chocolatinas, bolsas de patatas, refrescos… e investigando un poco averiguamos que detrás de la piedra hay dos máquinas expendedoras. ¿Qué hacían allí? Ni idea, porque no pegaban mucho, pero el caso es que gracias a eso conseguimos sobrevivir hasta que un día logramos escaparnos. ¿Cómo? Ni idea tampoco, solo sé que de pronto estaba corriendo como nunca en la vida real en dirección a una estación de trenes.
Pero tengo mala suerte porque justo el tren que voy a coger tarda una eternidad en abrir sus puertas y una de mis perseguidoras, toda vestida de blanco y con un importante parecido a la perseguidora de Melanie en “The Host”, me atrapa.
De ahí paso a estar corriendo en un centro comercial con mi perseguidora y una nueva que se había unido a ella pisándome los talones. Hasta que vete a saber por qué, a mí me entran unas irrefrenables ganas de comprarme unas sandalias. Y entro a una zapatería en la que lógicamente mis dos perseguidoras me arrinconan, pero todavía no me apresan no, porque deciden venirse de compras conmigo, y mientras tanto vamos charlando. Llega un momento en el que incluso creo que me han cogido cariño, la perseguidora de “The Host” se ha transformado ahora en alguien conocido mío de la que omitiré el nombre. Estamos discutiendo las tres si dejarme libre o no, todo esto mientras me pruebo pantalones, así con calma.
En un acto tan ruin como el de Judas me apresan de nuevo y me llevan hasta su morada, otro planeta que está a tomar viento fresco a la derecha. Aquí mi perseguidora vuelve a ser la rubia de blanco de “The Host”. De nuevo jugamos al ratón y al gato y hasta encuentro a uno de mis compañeros de celda pero más crecidito y vestido como si estuviéramos en una guerra espacial, que igual lo estábamos y yo no me había enterado con tanto ir de compras. Los dos juntos vamos por ahí combatiendo hasta que topamos con un enemigo de los duros y con un hábil chantaje emocional le volvemos de nuestra parte y llegamos a una explanada donde pega el sol como si fuera pleno agosto y hay cientos de trampas para ratones gigantes, solo que aplastados en ellos hay bebés, sí todo muy turbio. Mi subconsciente, al que le estoy muy agradecida, decide omitir las vísceras y la sangre y lo único que veo es como piel derretida, tampoco es que sea muy agradable pero podía ser peor. Y ahí me despierto.

Adelante, opinad sobre lo que esconde mi enfermo subconsciente.


Enfermo subconsciente ¿Eh? Ahora vuelvo con eso.
Antes me gustaría agradecerle a Lyra su maravillosa interpretación de mi terrible pesadilla de los zombies. Hay quien dice que aquello fue una excusa para llamarme egocéntrica REPETIDAMENTE, pero he decidido no hacer caso a esos comentarios dada mi naturaleza bondadosa.
Bien, ahora empezaré con tu subconsciente enfermo.
Tras una lectura rápida y superficial de este interesante sueño se me ocurren, a bote pronto, dos preguntas: ¿Qué cenaste antes de irte a dormir? Y ¿Y qué estabas viendo mientras cenabas? ¡No! No me lo digas. Lo adivinaré usando mi capacidad, más que entrenada, para hurgar en la mente de la gente y llegaré al fondo de esto.
Y para lograrlo, vayamos por partes, como en su día sugirió un tipo bonachón conocido como Jack "el destripador".
La primera escena del sueño resulta inquietante de por sí: la pobre Lyra, encerrada con un grupo de extraños en un calabozo, seguramente sin haberle hecho nada a nadie. Lo más extraño es que os tengan encerrados en un calabozo cuyas paredes de piedra son más bien de papel (porque si no ya me dirás tú como unos chicos que llevan días sin comer han conseguido hacer un agujero) y que además están revestidas por el otro lado de maquinas expendedoras. Eso sugiere que os ha secuestrado el empleado descontento de una tienda de ultramarinos sin casa propia ¿Te preocupa haber enfadado a algún tendero, Lyra?
Después de días de cautiverio y cuando más débiles estáis, hacéis un agujero y os atiborráis a chocolate, bolsas de patatas y chuches varias. Creo que eso responde a la pregunta de lo que cenaste antes de dormir.
Entonces, la fortuna os sonríe y conseguís escapar, pero inmediatamente empiezan a perseguirte (aquí podría decir que alguien se cree muy importante... pero no lo haré). Te persiguen por un centro comercial (lo cual explica lo de las maquinas expendedoras... sí, eso debe ser importante) pero tú logras hacerte amiga de tus perseguidoras y las convences de que es mejor ir de compras que matarse a correr persiguiéndote. Pero ellas cambian de opinión y te llevan a su extraño planeta de gente con ropa futurista e insoportable calor... ¡Un momento! ¡Ya lo tengo!
Está muy claro... en tu interior más profundo se está gestando una terrible preocupación. Todo parece indicar que tu mayor temor en estos momentos es sí podrás renovar tu armario para este verano, por eso sueñas que te persiguen mientras intentas comprar ropa en un lugar donde hace mucho calor. Te inquieta no tener dinero suficiente y esas mujeres de blanco, seguramente, representan a la gente del banco que intenta quitarte la tarjeta cuando vas a usarla, y lo peor es que ya ves tan cerca el verano que  todo el mundo utiliza  su ropa nueva excepto tú.

Comentad libremente sobre el sueño y dad vuestra propia interpretación de este, y si creéis firmemente que la versión de Ayi es correcta, pues vais haciendo un bote para renovar mi armario y hacerme feliz. ¡Hasta la próxima!




jueves, 16 de mayo de 2013

                                                 
Bueno chicos, ahora es mi turno de compartir con vosotros una historia que escribí con 15 años para un concurso de instituto. Es muy cortita así que la publico entera y así no tenéis que esperar para ver como acaba. Espero que os guste.

                                    El lago de luz

Jack presintió que se acercaba el momento.Suspirando, se levantó del sofá y se dirigió con dificultad a la habitación de su nieta. Llamó un par de veces con los nudillos y abrió la puerta. Una muchacha de unos quince años leía acurrucada en un lado de la cama.

-¿Qué ocurre, abuelo?-preguntó con preocupación la joven.
Jack avanzó hasta situarse delante de la niña y dijo:
-Kristen, tengo que contarte algo.

                                                ************************

Kristen metió a toda prisa sus cosas en la mochila. Después de toda la ropa y la comida que había metido no le cabía nada más. Pero no podía dejar el libro. Después de lo que le había contado su abuelo no volvería a separarse de él nunca más. Así que, después de colgarse la mochila al hombro, cogió el libro y lo abrazó fuertemente. Se lo había leído cuando tenía nueve años, pero jamás había pensado que todas las cosas que explicaban en él fueran ciertas, y mucho menos que el autor fuera su abuelo. ¿Quién podía imaginarse que su abuelo había sido hasta ahora el encargado de proteger un sitio que ni siquiera sabía que existía? ¿Un lago encantado? Hasta ahora había pensado que eran cuentos de hadas.

El abuelo le había dicho que antes de morir tenía que encontrar quien le sustituyera, pero como él estaba muy enfermo, tendría que hacerlo ella. Y Kristen había decidido ir a aquél lugar para averiguar por qué razón era tan importante para su abuelo. Él decía que si el Lago de Luz se quedaba sin protector, toda la luz del mundo desaparecería. Cuando Kristen le había preguntado que si el sol también se apagaría, él se había limitado a sonreír y explicarla que no era esa clase de luz la que desaparecería, si no una mucho más importante para las personas. Así que Kristen le había prometido encontrar a un sucesor.
El libro del abuelo incluía un mapa que la guiaría hasta el lago, el problema era que todos los lugares señalados en el mapa tenían nombres extraños de los que no había oído hablar nunca. Después de darle muchas vueltas a la cabeza se tumbó en el sofá sin soltar ni el libro ni la mochila y deseó con todas sus fuerzas llegar hasta el Lago de Luz. Pero llevaba demasiado tiempo sin dormir y no pudo evitar que, tras unos minutos, se le cerraran los ojos y se sumergiera en un profundo sueño.

Kristen abrió los ojos lentamente y pegó un grito. Se hallaba tumbada en el suelo en medio de una inmensa llanura donde el sol era asfixiante. Se levantó sobresaltada y miró a su alrededor. De pronto intuyó que no estaba en su mundo. Estaba segura de que el libro de su abuelo, el cual todavía sostenía en sus brazos, la había llevado hasta allí. Pero eso no era el Lago de Luz. Aunque un lago era precisamente lo que necesitaba ese lugar.
Se dio la vuelta para ver a su espalda y lo que vio la dejó muda. A unos dos kilómetros de donde se encontraba ella había un bosque inmenso. Pero a pesar de que eso no era normal, lo que la sorprendió fue que justo donde empezaba el bosque, también empezaba la noche. La oscuridad abrigaba aquél frondoso bosque que no invitaba a entrar en él.
Kristen abrió el mapa y observó con aprensión que tendría que atravesarlo para llegar a su destino, ya que rodearlo le parecía imposible. Recogiendo su mochila del suelo echó a andar hacía aquél cúmulo de árboles que llamaba al silencio.





Hacía ya una hora que Kristen se había internado en el bosque y tenía la horrible sensación de no haber avanzado nada.
Andaba con cuidado de no tropezar con ninguna raíz, pero aún así estuvo a punto de caerse en varias ocasiones.
Había árboles por doquier que agitaban sus brazos con fuerza a pesar de que no había viento. Al contrario, una quietud sofocante se adueñaba de todo. A la tenue luz de la luna llena todo parecía sombrío y tenebroso.
Algo se movía entre la maleza, justo a su espalda y se dio la vuelta lentamente, con pavor. Escudriñó el lugar de donde provenía el ligero sonido, pero no consiguió distinguir nada. Empezó a llover con fuerza. Kristen protegió el libro con ahínco. Entonces, más que ver u oír, intuyó la presencia de algo.
Unos ojos felinos la observaban a unos dos metros de distancia. Kristen no alcanzaba a distinguir qué era. Venciendo, debido a su curiosidad, el miedo que tenía, se aproximó un poco y entonces gritó. Era un lobo.
Lo único que alcanzó a ver antes de desmayarse fue que el animal tenía un colgante en el cuello con la letra J.

Kristen abrió lentamente los ojos. Le dolía la cabeza. Echó un vistazo a su alrededor e intentó incorporarse, pero una mano firme se lo impidió.
A su derecha había un muchacho moreno con los ojos de un verde brillante que la resultaban extrañamente familiares.
Kristen volvió a intentar levantarse y esta vez el chico no se movió. La miraba fijamente sin inmutarse.
La joven giró la cabeza y comprobó que en el bosque todavía era de noche, aunque dudaba de que el día llegara a ese lugar. Al volver la vista hacia el joven reparó en que éste llevaba un colgante del cual pendía la letra J. Se levantó temerosa y echó a correr, pero antes de que la diera tiempo a recorrer apenas unos metros, el muchacho la había agarrado del brazo y la había inmovilizado.
-¿Eres un hombre lobo?-preguntó Kristen intentando que no la temblara la voz.
-No exactamente-contestó el muchacho con voz suave pero segura-tengo la capacidad para transformarme en lobo.
Eso no era algo que tranquilizara a Kristen. ¿Desde cuándo las personas se convertían en animales? Pero después de que un libro la transportara a un mundo extraño al cual pertenecía su abuelo, podía esperarse cualquier cosa.
-No te asustes-dijo el chico-sólo quiero saber qué haces en mi bosque.
-¿Tú bosque?-repitió Kristen confusa.
-Sí. Éste es el Bosque del Misterio y yo lo gobierno.
A Kristen empezaba a dolerle el brazo que el chico sujetaba. Él pareció percatarse de ello porque la soltó.
-Me llamo Kristen. Estoy buscando el Lago de Luz y me pareció que la forma más rápida de llegar era atravesando este lugar-explicó Kristen-creéme, no lo hago por placer.
El muchacho clavó sus penetrantes ojos en ella como si quisiera leer su pensamiento.
-Es peligroso que vayas sola. Te acompañaré.
El joven comenzó a caminar en silencio y Kristen se apresuró a seguirle. Al cabo de unos minutos la muchacha se atrevió a preguntar:
-¿Cuál es tu nombre?
El chico se giró para contemplarla y después de unos segundos contestó con voz queda:
-Jeremy.
Kristen comprendió enseguida que a Jeremy no le gustaba demasiado hablar. Sólo decía lo indispensable y guiaba a Kristen con una seguridad en sí mismo que rayaba en la arrogancia.
-¿Por qué llevas ese colgante?-preguntó Kristen con curiosidad.
Jeremy tardó en responder.
-Me guía. Significa para mí lo mismo que para ti ese libro al que proteges tanto.
-¿Cómo lo sabes?-inquirió Kristen con desconfianza.
Jeremy sonrió. Era la primera vez que lo hacía y Kristen comprobó que tenía una sonrisa muy bonita.
-Ya hemos llegado-anunció Jeremy sin dejar de sonreír.
Kristen apartó la vista de él y la centró en el lugar al que acababa de llegar. Se sintió desfallecer. Era lo más bonito que había visto en su vida. Un lago enorme se extendía ante ellos. Estaba totalmente congelado. Pero lo que hipnotizaba de aquella manera el corazón de Kristen era la luz. Una luz que brillaba fuertemente allí donde mirase. No era una luz cegadora como la del sol. Era un extraño brillo que hacía que te sintieras en paz. Y entonces comprendió lo que la había querido decir su abuelo. Era la luz que había dentro de las personas. Una luz que cada vez era más escasa en la Tierra. Una luz que era más fuerte en los niños, pero que éstos cada vez perdían a más temprana edad. La luz que la había guiado hasta allí para ayudar a su abuelo.



Kristen desvió la vista con dificultad para mirar a Jeremy.
-Debo encontrar a alguien que pueda gobernarlo-musitó Kristen.
-Ya lo has hecho-dijo Jeremy con una media sonrisa.
Kristen lo miró sin comprender.
-¿Tú?-preguntó.
Jeremy negó con la cabeza.
-Yo ya tengo mi sitio en este mundo-contestó-eres tú la que ha llegado hasta aquí.
Kristen seguía confundida.
-No puede ser-esta vez fue ella la que negó-yo no sé gobernar este lugar.
-Sí, sabes y lo estás haciendo-insistió Jeremy-desde hace mucho tiempo el Lago de Luz no brillaba con tal intensidad. Se estaba apagando.
Kristen comprendió.
-Mi abuelo...
Jeremy la cogió de la mano.
-Ahora será tu inocencia la que llenará de luz este lago, y con él, a toda la Tierra.

                                         *****************

Jack estaba sentado en un banco del parque. Una niña pequeña con una graciosas trenzas se acercó a él con una amplia sonrisa.
-¿Juegas conmigo?-preguntó la chiquilla con su voz infantil y sin borrar su dulce sonrisa.
Jack sonrió a su vez y un solo pensamiento cruzó su mente: Lo ha conseguido.



Y hasta aquí la historia de Kristen y el Lago de Luz. Espero que os haya gustado y tanto si ha sido así como si no ya sabéis que podéis comentar para dar vuestra opinión. ¡Un saludo!

martes, 14 de mayo de 2013


¡Hola de nuevo chicos! Y aquí os traigo las predicciones para hoy. ¡No olvidéis echarlas un vistazo antes de salir de casa!


-Aries: Hoy te vas a enganchar a Sálvame, lo sé, es caer muy bajo, búscate un hobbie.
-Tauro: Hoy vasa dejar limpia como una patena una puerta de cristal. Ten cuidado que ahora parece que no hay puerta. Alguien podría hacerse daño.
-Géminis:  Hoy vas a confundir los botes de champú y te vas a lavar con el de tu mascota. Dulce olor antipulgas.
-Cáncer: Hoy te vas a ver tan guapa que hasta tu reflejo en el espejo te va a guiñar un ojo.
-Leo: Hoy un señor calvo te va a regalar un caramelo por la calle. Lo de que sea calvo no es relevante, solo un dato.
-Virgo: Hoy te vas a tirar media hora tratando de quitarte una mancha de la cara. Luego te darás cuenta de que es un lunar.
-Libra: Hoy te vas a dar en las narices contra una puerta de cristal. Felicidades a la limpiadora.
-Escorpio: Hoy vas a tener el típico lapsus y a tu profesor/a o jefe/a le vas a llamar mamá/papá Nos ha pasado a todos, no sufras.
-Sagitario: Hoy  no te va a sonar el despertador, lo bueno es que estarás soñando cosas tan bonitas que no te importará. A tu jefe probablemente sí.
-Capricornio: Hoy te van a lanzar un beso por la calle. Lo malo es que será un niño de unos cuatro años (mi mente no logra precisar la edad exacta).  No cuenta como ligue.
-Acuario: Hoy en un despiste vas a salir a la calle solo con un ojo maquillado. ¿Qué eres hombre? Más raro aun.
-Piscis: Hoy vas a tener un pequeño escape…¿Has oído hablar de Tena lady?

Y hasta aquí los futuros acontecimientos de este nuestro día. Y recordar que no se puede vencer al destino.



domingo, 12 de mayo de 2013

Sol, Luna y Talía.

¡Saludos visitantes!
Ha llegado mi turno para compartir con vosotros alguna lectura que me haya parecido interesante o especial y ¡Aquí está!
Tenía pensado colgar los cuentos clásicos (ya sabéis: blancanieves, la cenicienta, caperucita roja...) pero las versiones de los hermanos Grimm o Charles Perrault, pero estoy segura que las conocéis de sobra, no sólo porque os las hayan leído vuestros papis, sino porque Disney y alguna otra productora de cine se han encargado de explotarlos bastante bien.
Lo que a lo mejor no sabéis es que Disney tomó y manipuló esos cuentos de las versiones de los Grimm, quienes ya se habían tomado la molestia de suavizar MUY Y MUCHO versiones aún más antiguas y oscuras de esos cuentos (y que no eran, en ningún caso aptos para los niños).
Pero como en este blog no somos nada impresionables, he estado buscando algunas de esas viejas y oscuras versiones para que descubráis cuánto hay que agradecer a los Grimm.
Voy a comenzar con: "Sol, Luna y Talía". Es un antiguo cuento napolitano de 1836 de un tal Giambattista Basile y que según parece fue el origen del cuento de la Bella Durmiente del Bosque. Por internet he encontrado varias versiones del cuento que difieren en pequeños detalles, así que os lo he escrito reuniendo los puntos más importantes y lo he suavizado un poco.
Espero que os guste.




Sol, Luna y Talía.

Erase una vez, en un reino muy, muy, muy lejano (del sitio desde el que os cuento esta historia) donde vivían un rey y una reina que acababan de tener una hija a la que llamaron Talía.
Como suele ocurrir en estos reinos de cuento, el rey organizó una gran celebración por el nacimiento de su hijita que además resultó ser el bebé más hermoso y encantador que jamás se había visto por aquella corte. Mas ocurrió que los sabios y adivinos del rey, que habían estado vigilando el porvenir de Talía, le advirtieron que debía tener cuidado con el lino y el cáñamo, pues una de esas plantas causaría la muerte de la joven princesa.
Así que el rey dictaminó que, desde ese mismo instante, tanto el lino como el cáñamo estaban totalmente prohibidos en su reino. Y como era el rey nadie le pidió demasiadas explicaciones por haber dejado sin trabajo a un sinfín de agricultores, recolectores, comerciantes, etc.
Los años pasaron y el rey estaba tan orgulloso de su idea que perdió el miedo. Y decidió no hablarle a Talía de lo que sabía acerca de su destino, así que la niña creció tranquila y feliz.
Un día, cuando Talía contaba ya con veinte años, paseando por las afueras de su reino se encontró con la típica anciana de los cuentos que queriendo o no, están ahí para traerle problemas a la protagonista. Esta ancianita en concreto, debido a su avanzada edad no se había enterado de la prohibición del rey con respecto a ciertas plantas, o puede que simplemente pensara que aquello no iba con ella. El caso es que Talía se la encontró con su vieja rueca hilando un poco de lino y un poco cáñamo mientras pasaba la tarde. Y claro, cuando la joven vio ese extraño artefacto que era capaz de convertir esas plantas en ropa, ella quiso intentarlo también. Y todo el mundo sabe que a una princesa no se le puede decir que no.
Así que la princesita ocupó el asiento de la anciana y se puso a hilar. ¿Y qué pasó? Pues que tal y como los sabios habían predicho, una diminuta brizna de esas plantas salió disparada de la rueca y se clavó bajo una uña de uno de los dedos de Talía que cayó dormida al instante.
Pero no murió. Sólo cayó dormida en un sueño preocupantemente profundo. Al menos eso sirvió para aplacar las ansias de venganza del rey contra su ejército de adivinos, pues no entendía cómo era posible que después de veinte años vigilando el futuro de la chica, ninguno lo hubiese visto venir. Ellos, quizás un poco para salvar su propio pellejo, aconsejaron al rey que preparara una habitación donde la princesa pudiera reposar, pues algún día alguien encontraría el modo de despertarla.
Y así lo hizo el rey. Dejó a su hijita durmiendo plácidamente en un cuarto de la torre más alta de su castillo. Y el tiempo siguió pasando.
Un día, un joven rey de un reino vecino que andaba por allí cazando, pasó muy cerca del castillo de Talía, tanto que el halcón que iba persiguiendo se coló por la ventana de la torre.
Debía ser uno de esos días en los que todo el mundo de ese castillo andaba muy ocupado... en otra parte, porque el rey, que se decidió a entrar, lo encontró totalmente desierto. Así que se dedicó a recorrerlo guiado por su curiosidad, y acabó subiendo a la torre más alta, donde encontró a Talía dormida.
A pesar de los años, su belleza y encanto se habían mantenido imperturbables y cuando el rey la vio, quedo fascinado. Fue tal la fascinación que sintió, que no pudo resistir un oscuro deseo que se apoderó de él y acabó manteniendo relaciones sexuales con Talía. Sí, a pesar del evidente inconveniente de que ella seguía dormida (supongo que a todos se nos viene a la mente la misma horrible palabra).
El rey se marchó y nadie del castillo supo lo que había ocurrido hasta que nueve meses después, aún inconsciente, Talía dio a luz dos bebés: Un niño al que llamaron Sol y una niña a la que llamaron Luna.


Las doncellas que, en teoría, debían velar por la princesa (y que obviamente no habían hecho un buen trabajo) se dedicaron entonces a cuidar de los bebés, con un poquito más de atención y profesionalidad, aunque tampoco tanto, para qué nos vamos a engañar. Pues un día, colocaron a Sol sobre su mamá para que se alimentara y le dejaron allí solo. El niño, hambriento, no era capaz de alcanzar el pecho de su madre, así que, en lugar de eso, le chupó un dedo. Justo el dedo en el que aún estaba clavada esa brizna maldita. Y gracias a que Sol chupó, logró sacársela y Talía despertó por fin.
Aunque le llevó a algún tiempo hacerse a la idea de haberse quedado dormida siendo doncella y despertar convertida en madre de dos criaturas, lo que tiene ser protagonista es que tienes que echar mano de una incomparable capacidad de aceptación (y todo ese rollo de los limones y la limonada) para seguir adelante con tu cuento pese a las dificultades. Ayudó que los bebés eran monísimos.
En el reino vecino, el rey pervertido recordaba una y otra vez su encuentro con Talía y ansiaba verla de nuevo, así que dejó su palacio y acudió en su busca. Pero ¡Sorpresa, sorpresa! Talía estaba despierta y había tenido dos hijos. No obstante, eso no amilanó al rey que se presentó y tras admitir lo que le había hecho estando ella dormida, afirmó ser el padre de los pequeños.
Y, sorprendentemente, en lugar de enfadarse, horrorizarse o mandar que le cortaran la cabeza (y lo que no es la cabeza), Talía le permitió quedarse para conocer a los niños. Ni que decir tiene que debía ser un rey muy, muy, muy, muy guapo porque Talía fue capaz de olvidarlo todo y acabó por enamorarse de él. Y él de ella, claro.
Por desgracia aún quedaba un secretillo que el rey no había mencionado, seguramente para no preocupar a la buena de Talía y es que ya había una reina esperándole en su palacio. Él ya no la amaba, había sido un matrimonio por conveniencia y la mujer, que se había ido volviendo más y más desagradable con los años, ni siquiera le había podido dar hijos. Aún así, el rey debía volver junto a ella, por una cuestión de honor y por temas de custodia del palacio.
Al final, regresó a su reino. Mas no era feliz pues echaba mucho de menos a su otra familia, incluso soñaba con ellos por las noches. Una de esas noches, además, le dio por hablar de ellos en sueños y la reina, que sufría insomnio por lo aburrida que era su vida, lo oyó todo.
El disgusto y la sorpresa que se llevó la mujer fueron impresionantes y a escondidas del rey, ordenó a sus soldados que trajeran ante ella a esos niños bastardos. Y claro, cuando los vio tan monos y regordetes (teniendo en cuenta que ella no había podido ser madre) su indignación y su odio alcanzaron cotas insuperables. Mandó llamar al cocinero real y le ordenó que los matara para hacer con su carne un guiso que después le dio a comer al rey.
Justo en el momento en que el rey se acababa el plato, la reina le gritó: "¡Ja! ¡Acabas de comerte tu sangre y tu carne!" El rey estuvo a punto de perder el juicio cuando entendió el significado de aquellas palabras.
Y no contenta con semejante crueldad, la reina ordenó que apresaran a Talía y la trajeran ante ella. Una vez que la tuvo en sus manos, planeó quemarla viva por bruja, pues había hechizado a su marido.
La ató en una pira y encendió el fuego a sus pies.  Entonces, cuando Talía estaba a punto de morir, el rey apareció y empujó a la reina al fuego para salvar a su autentico amor.
Cuando la reina hubo muerto, el rey quiso casarse con Talía, quien a pesar de la pena por la muerte de sus hijos, aceptó al rey.
Pero aún quedaba una sorpresa: el cocinero real había visto a los niños tan guapos e inocentes que no había tenido el suficiente valor para matarlos y había engañado a la reina con un simple guiso de carne de cabra.
Así que al final, Talía se casó con su rey y vivieron felices con sus niños preciosos en el reino, por siempre jamás.



FIN.
Bueno, esta es la historia.
Espero que os haya gustado lo suficiente como para dejarme un comentario con vuestra opinión. También podéis dejarlo si os ha gustado sólo a medias.
¡Hasta la próxima lectura!^^
 

miércoles, 8 de mayo de 2013

Reseña de "Emma" de Jane Austen


Visitantes del blog, hoy inauguro la sección de Reseñas con un clásico de la literatura universal: "Emma" de Jane Austen. Supongo que todos, aunque sea de oídas, sabréis quién es Jane Austen.
Fue una escritora inglesa que vivió y escribió entre los 1700 y los 1800 (se entiende que a finales del 1700 y a principios del 1800) y aunque escribió pocas obras, es mundialmente conocida.

 
 
"Emma" nos narra la vida de Emma Woodhouse, la protagonista, que es una joven de 21 años que reúne todas las cualidades más deseables para una jovencita: belleza, inteligencia, ingenio, simpatía y además, cuenta con una gran fortuna y una posición más que envidiable en la pequeña sociedad inglesa de Highbury. No obstante, la característica más importante de Emma es su desbordante imaginación, la cual, es empleada por su dueña constantemente en su incansable búsqueda del amor; pero no para ella, sino para sus amigos íntimos, a los que se dedica a emparejar del modo más conveniente.
Tras haber triunfado con el matrimonio que organizó para la que fue su institutriz de niña, Emma se prepara para buscar el mejor marido para su nueva amiga/protegida Harriet, una muchacha recién llegada a Highbury y de orígenes desconocidos. No tarda en encontrar un partido perfecto para ella, así que Emma se lanza al ataque, usando su magia de casamentera. No obstante, las cosas están empezando a cambiar y nuevos personajes están llegando a Highbury para alterar la pacífica y perfecta existencia de Emma que comienza a plantearse la influencia excesiva que sus ideas preconcebidas tienen sobre la ingenua Harriet, llegando incluso a replantearse sus propios planes de futuro.
Pinta bien ¿eh?
Antes de seguir debería decir que AHORA comienza la parte de la reseña más subjetiva y que esta es mi opinión, en ningún caso es la realidad, pero es lo que a mí me pareció después de leerlo.
El libro me gustó como todos los de Jane Austen, quizás sea el que menos me ha gustado de todos los que ha escrito, pero no ha sido porque la trama no sea interesante ¡al contrario! Es uno de los pocos libros de Austen que me tuvo confundida hasta el final y está narrado de forma impecable como los demás.
El problema ha sido que... ¡No soportaba a Emma Woodhouse!
Cuando empecé a leer este libro esperaba una protagonista del tipo Austen y acostumbrada como estaba a mentes ingeniosas y maduras como la de Elizabeth Bennet o a almas caritativas y bondadosas como la de Fanny Price, me encontré con la egocéntrica y superficial Miss Woodhouse y me horrorizó. No es el prototipo de heroína Austen, y en parte es debido a su posición social y aunque supongo que sus maneras y su actitud para con los demás es un fiel reflejo de lo que debía ser la sociedad inglesa de aquella época, no es un personaje con el que resulte fácil empatizar.
Se trata de una chica con una vida acomodada y que, por tanto, carece de preocupaciones. A su corta edad, es la señora indiscutible de Hartfield, su casa, pues su madre y su hermana mayor ya no están. Así que está más que acostumbrada (y encantada) de mandar y organizar a todo el mundo. Motivo por el cual, creo yo, su pasatiempo preferido es dedicarse a emparejar a sus amigos. El problema es que tiene muy claro que las personas deben relacionarse sólo con aquellas de una posición parecida a la suya, por tanto a la hora de emparejar a la gente no lo hace pensando en el amor verdadero (¡ni muchísimo menos!) sino en los beneficios a nivel social que pueden reportar dichos matrimonios para uno y para otro.
Jane Austen no es que sea muy romántica, a pesar de todo. Si lees con atención sus obras, escribe sobre el amor, pero apenas usa esa palabra. Ella lo llama "afecto" y en este caso, deja más claro que nunca que la posición que se obtiene de una boda puede ser casi lo más importante. Y Emma se muestra tan fría a la hora de tratar a las personas que no considera de su posición, aún cuando siempre se muestra cordial y amable. No es difícil imaginársela mirando a todo el mundo por encima del hombro cuando escuchas sus pensamientos. Incluso está convencida de permanecer soltera porque en el horizonte de Highbury no considera que ningún hombre esté a su altura debido a su fortuna y clase social.
Uno de los mejores personajes de este libro, en mi opinión, es Mr. Knightley, cuñado de Emma, y el único de todo el libro que no se deja engañar por su fachada de amable anfitriona y que la obliga a reflexionar sobre sus errores e ideas frívolas sobre las relaciones.  Siempre intenta avisarla de las consecuencias que pueden tener sus jueguecitos como casamentera y no se deja encandilar por las palabras convenientemente pensadas para agradar que Emma utiliza con todos los demás.
Mientras leía el libro, mi mente (imaginativa, creativa, etc.) a veces comparaba el libro con una de esas películas de instituto americano. Indudablemente, Emma sería la típica chica popular que siempre usa ropa de marca, va a todas partes en descapotable y manda más en el instituto que el propio director porque su papá ha financiado la piscina climatizada y el nuevo auditorio. Envidiada por todas, deseada por todos (o eso se piensa ella).
Knightley sería el estudiante de último curso que va de pasota por el instituto, con su chupa de cuero y montando una moto, se burla de los niños pijos y lo único que le preocupa es sacar adelante su grupo de heavy. En ningún caso se dejaría impresionar por la chica popular.
Veamos... ¿Quién más estaría presente en el Highbury High School?
Las Bates, que serían las seguidoras incondicionales de Woodhouse. Dos animadoras que mueven los pompones y corean el nombre de su capitana: "¡Dame una E! ¡Dame una M!..."
Y luego está ¡Harriet Smith! La chica nueva que llega al instituto desde el campo y que es tomada bajo la protección de la chica más popular para moldearla a su imagen y semejanza, como si se tratara de una encantadora obre benéfica. Su "Best friend", al menos hasta que la chica empiece a llamar demasiado la atención por sí misma, claro.
A la buena Mrs. Weston le veo más como la tutora responsable que intenta inculcar algo de sensatez en la cabecita loca de la protagonista.
Finalmente, como toda comedia de instituto que se precie, faltan dos personajes imprescindibles: el chico encantador y popular y la gran rival. Y yo diría que sendos papeles estarían encarnados respetivamente por Mr. Frank Churchill y Miss Jane Fairfax.
Frank es el chico que aparece, muy guapo y encantador, se lleva a todas las chicas de calle y ¡cómo no! La protagonista pone sus ojazos en él desde el primer momento. Mientras que Jane, la gran rival, es la chica que teniendo un carácter totalmente opuesto al de la protagonista consigue hacerse igualmente popular entre el resto de estudiantes y le acaba dando con un palmo de narices a la chica guay. A todos se nos viene a la cabeza la típica escena del baile de fin de curso en el que las dos están nominadas como reina de las mariquitas o la princesa de los algodones y en un momento de emoción intensa e insoportable, la rival gana y recibe aplausos y ovaciones mientras a la popular se le rompe el vestido al bajar corriendo del escenario.
Lo cual me lleva a presentar a mi personaje favorito del libro (algo que haré en todas mis reseñas) y ése es:
 
¡Sí! Porque, a pesar de soportar algo que, ahora podría considerarse como un inocente intento de bullyng por parte de la protagonista y estar en una situación muy complicada (que descubriréis si leéis el libro), se mantiene firme demostrando carácter y unos sentimientos reales, sinceros y claros.
Y poco más puedo decir de este libro sin entrar a desvelar datos importantes del argumento. He intentado dar mi opinión y hablar de la mayoría de los personajes de forma que pudiera daros una idea de su papel, pero sin destripar nada de lo que les sucede.
Aunque os parezca extraño, ahora y siempre os recomendaré éste o cualquiera de los libros de Jane Austen (Bueno, puede que éste un poco menos...) porque dejando a un lado a sus protagonistas, todas son grandes historias en las que, a falta de tramas llenas de acción o enrevesados misterios, están repletas de encantadoras relaciones humanas de todo tipo, de gran ternura y retratadas con un lujo de detalles que a veces te parece estar allí viviéndolo con ellos. Y personajes que, de un modo u otro, resultan inolvidables.
Espero que os haya gustado mi primera reseña y ya sabéis, cualquier cosa que queráis añadir o rebatir, siempre desde el respeto, será bienvenida desde un comentario.
¡Nos vemos en la próxima reseña!

 


Hola amigos, ya llego con las predicciones recién hechas para que no tengáis que preocuparos por lo que os va a pasar hoy. Que tengáis un buen día, aunque yo ya sé quién lo tendrá.



-Aries: Hoy te vas a picar con un niño en el metro y os pasaréis el viaje haciéndoos muecas el uno al otro. No te preocupes, ganarás el combate.
-Tauro:  Hoy te vas a morder la lengua justo antes de hablar con la/el chic@ que te gusta. Sí, va a creer que eres tont@
-Géminis: Hoy te van a dar las vueltas mal cuando vayas a comprar el pan, pero por una vez, a tú favor. Corre y no te lo gastes todo.
- Cáncer: Hoy te vas a dar cuenta de lo que vales y de lo que te quieren tus amig@as. Y no es peloteo a ninguna lectora en concreto ejemespeejem.
-Leo:  Hoy vas a pasar el día riéndote de tus propios chistes. Pásatelo bien.
-Virgo:  Hoy vas a confundirte de frasco y vas a echarte insecticida en lugar de perfume. Al menos espantaras a los moscones.
-Libra: Hoy tus “amigos” van a subir una foto tuya que nunca querrías que viera la luz. Seguro que es peor que las que enseña tu madre desnudo de cuando eras pequeño.
-Escorpio: Hoy vas a encontrar un pelo en tu comida. Un pelo extraño. Lo mejor que te puede pasar es que tengas mascota.
-Sagitario: Hoy vas a quedarte afónica de tanto gritarle a todo el mundo. Relaja esos humos pequeña banshee.
-Capricornio: Hoy vas a tener tiempo para pegarte una siesta de esas de las que casi empalmas con la noche. Bien por ti.
-Acuario:  Hoy vas a notar que andas algo raro. Mírate los zapatos anda, que los llevas al revés.
-Piscis: Hoy vas a acariciar a un perrito en la calle y éste se va a convertir en tu guardián durante todo el día. Que agradecidos son estos animalillos…

Y hoy todos y cada uno, perdonaréis a la pitonisa Lyra por haber actualizado un día más tarde, pero ya se sabe que esto de los poderes es algo inestable, y qué leñes, tengo una vida que mantener.

lunes, 6 de mayo de 2013

Desenlace...

Buenos días, visitantes!
Hoy os presento el desenlace de la historia del príncipe Dylan y el hada Lilith. Si quieres descubrir si el plan de Dylan tiene éxito y logra salvar su reino del terrible calor, ha llegado el momento de saberlo. ^^

3ª Parte:

Cuando nuevamente hubo anochecido, Dylan hizo a copio de toda su seguridad y confianza y acudió a reunirse con Lilith en el punto del bosque donde ella le esperaba, bastante nerviosa.
-Llegáis tarde- indicó ella. Se frotaba las manos con nerviosismo.- Por un momento he pensado que quizás os lo habéis pensado mejor y habíais considerado que todo este plan no era buena idea...-
-Yo nunca me rajo- replicó Dylan con orgullo.
-No he querido decir eso, sólo...-
-Basta- la calló él. Sonrió mientras observaba el cielo, totalmente despejado <<aunque no por mucho>> pensó. Fijo sus ojos nuevamente en los del hada.- He mirado desde la azotea del castillo en dirección a Kazzusun, como no, su cielo está totalmente cubierto por nubes con aspecto de estar a punto de dejar caer sus aguas- relató.- Lilith, tu misión es atraer esas nubes hasta aquí lo más rápido que puedas, y una vez que estén aquí yo usaré un hechizo para enfriarlas hasta que las gotas empiecen a caer.-
-Todo eso parece muy fácil dicho así- opino Lilith.- Pero ¿y si no puedo atraer las nubes como vos queréis?-
-Lilith no me gusta esa actitud- dijo Dylan.- Debes tener más confianza- Lilith arrugó la nariz.- Estoy seguro de que todo va a salir bien. Será mejor que empieces enseguida, antes de que amanezca-
Lilith se colocó en el centro del claro, cerró los ojos y empezó a concentrarse.
Invocó los poderes de su pueblo, el poder sobre el aire... realizó en voz baja diferentes cánticos hasta que sintió la fuerza invadiendo su pequeño cuerpo.
Sus ojos se oscurecieron aún más y se clavaron en el cielo. Lilith dejó de ser ella para que su espíritu volara hasta el aire que había sobre su cabeza. Extendió las manos y los brazos y lanzó una orden al cielo en el extraño lenguaje de las hadas.
Dylan contuvo la respiración mientras miraba hacía arriba esperando ver las nubes llegar zumbando. Cada segundo que pasaba sin rastro de ellas el ánimo le bajaba un poco más y su confianza menguaba. No quería pensarlo pero quizás había sido demasiado egocéntrico al pensar que conseguiría algo así. Y sólo para que su madre le tuviera más respecto.
De repente, Lilith se desplomó en el suelo. Dylan corrió hacía ella y la tomó con cuidado entre sus brazos.
-¿Qué ha pasado?- preguntó mientras le apartaba el pelo de la cara y trataba de buscar su mirada. Ella logró abrir los ojos. Estaba demasiado agotada por lo que había hecho y no conseguía mantenerse en pie.
-Estoy bien- dijo con dificultad. Dylan la interrogó con la mirada y  Lilith respiró hondo y señaló con debilidad al cielo.- Mira...-
Dylan levantó la vista... y ahí estaban.
Las nubes habían acudido a la llamada de Lilith empujadas por el viento que aún soplaba con fuerza.
-¡Lo has conseguido, Lilith!- exclamó Dylan con emoción, pero el hada negó con la cabeza.
-No lo celebréis todavía, majestad- murmuró antes de caer exhausta.
Dylan levantó la vista de nuevo y se dio cuenta de que algo no iba bien. Las nubes debían haberse parado sobre el bosque, y sin embargo aún estaban en movimiento.
El viento que Lilith había provocado para atraerlas no se había detenido y seguía empujándolas con demasiado fuerza. Para más problemas, algunas de ellas habían chocado entre sí y habían empezado a surgir relámpagos en el cielo que lo iluminaban peligrosamente.
Dylan sabía que las tormentas de su mundo eran muy peligrosas, podían provocar desde incendios hasta otro tipo de desastres naturales si algún rayo llegaba a rozar el suelo.
Tenía que detenerlas antes de que se desatara algo peor.
Se dirigían en dirección sur, si llegaba antes que ellas a su castillo quizás  desde la azotea podría pararlas.
Dejó a Lilith acomodada bajo la protección de un árbol y echó a correr lo más rápido que pudo esquivando árboles y arbustos, cuidándose de no enredarse entre la vegetación y procurando evitar los tropezones.
Llegó ante su castillo en pocos minutos. En otro momento se habría parado a pensar en si su madre se habría enterado ya de lo que había provocado, pero en esa ocasión no podía pensar en ella, ni siquiera en la posibilidad de buscarla para pedirle ayuda. Aquello había sido todo idea suya, luego era su responsabilidad y por tanto tendría que ser él quien lo solucionara.
Subió las escaleras que llevaban hasta la parte más alta del castillo negro de Azzynor y se plantó en una de las almenas. Desde allí pudo ver el desastre que se acercaba de forma inexorable. Un cúmulo de nubes mezcladas con truenos y rayos iban directas hacia él, descargando su energía maléfica y peligrosa por donde pasaban.
Tenía que deshacer todo ese problema antes de que llegaran hasta el castillo o corría el peligro de que lo hicieran añicos con su madre dentro y con él en lo alto.
Ya faltaba muy poco, asi que empezó a concentrarse. Tendría que usar una gran cantidad de poder para detener aquello.
Buscó en su interior la fuerza y reunió todo el valor, el orgullo y todas esos estúpidos sentimientos de insensatez que le habían llevado hasta esa situación y los usó para impulsar su poder. 
Extendió las manos delante de él. Sí... ya lo sentía. Subía poco a poco desde el estómago, electrificando sus brazos y adormeciendo su cuello. La chispa de poder estalló en las puntas de los dedos de sus manos que vibraban con sólo el leve roce del aire.
<<Parad>>
Ordenó mentalmente. Pero las nubes no pararon. Dylan apretó los dientes y abrió los ojos. Miró de forma severa a las nubes como si se tratara de un súbdito más.
<<Yo Dylan, Príncipe de Azzynor os ordenó que os detengáis ahora>>
Las nubes vacilaron, pero se detuvieron.
Dylan sonrió.
Soltó todo el aire que había retenido en el pecho y ahueco las manos.
-Esparcios por Azzynor y derramar vuestras aguas por mi reino- ordenó.
Las  nubes empezaron a disiparse y a repartirse en todas las direcciones. Algunas volvieron al bosque, otras permanecieron sobre el castillo, el resto viajaron dirección sur hacia los pantanos de fuego. Después, todas ellas empezaron a llover al mismo tiempo. Comenzó como una leve llovizna que refrescó el ambiente haciendo desaparecer el calor que había dibujado sobre Azzynor un paisaje demasiado desértico. La lluvia se volvió fuerte e intensa y arrastró consigo lo poco que quedaba de esa sensación de pegajoso agobio que el intenso y continuo poder de los rayos del sol habían provocado.
Dylan cayó sobre sus rodillas en el suelo y cerró los ojos mientras sentía las gotas de lluvia precipitándose sobre él y empapando todo su cuerpo. Una ancha sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro.

La Reina Ariadnna asomó la cabeza por la ventana y una gota de lluvia le cayó en la nariz.
Le bastó un solo segundo de observación del ambiente para adivinar lo que había pasado. Cerró la ventana y se sentó con calma en su trono. Sus labios se curvaron en una sonrisa.
Quizás Azzynor no estuviera en tan malas manos como ella pensaba...

La lluvia continuó durante varias horas y todo Azzynor rejuveneció. El color verde volvió a sus bosques y todas las hadas y seres mágicos de Azzynor bailaron bajo las aguas. Gracias a este espectáculo la reina se calmó y todo volvió a su habitual paz.
Dylan se sentía muy orgulloso de sí mismo. Tenía la sensación de que después de aquello conseguiría todo lo que se propusiera a lo largo de su vida. Ahora estaba mucho más decidido a llevar a cabo sus planes de abandonar Azzynor para irse a la Tierra, aunque su madre estuviera ahora  más segura que nunca de que Dylan sería un buen Rey.
Pero antes de partir, Dylan sabía que había alguien a quien debía ver.
Se internó en el bosque una vez más. Y se recreó observando como todo estaba más húmedo y fresco que antes, como la vida había vuelto a crecer en ese territorio y como le miraban todos con renovado respeto y admiración ya que su hazaña se había hecho famosa en cada rincón de Azzynor.
Pero casi nadie sabía que no todo el mérito de lo ocurrido era suyo. Dylan sí lo sabía y no podía olvidar a quien había confiado en él y en sus posibilidades y le había prestado su ayuda.
La vio sentada frente a un pequeño lago que hacía semanas se había secado y que ahora volvía a contener agua. Lilith ya parecía estar mejor, había recuperado sus fuerzas y su poder había sido renovado gracias al bosque. Eso tranquilizó a Dylan en parte. Lo que más orgullo le reportaba es que nadie hubiese salido herido de aquel desastre que había provocado.
Se quedó observándola en silencio. Quería pensar que la experiencia de haber conseguido sus objetivos con la ayuda de un hada y no solo como siempre, le había hecho, tal vez, un poco más humilde. Y era algo por lo que tendría que dar gracias. Un Rey con demasiado poder corre el riesgo de que las ensoñaciones de sus triunfos futuros se le suban a la cabeza y como decía su padre, a un Rey demasiado cabezón, no le cabe la corona.
Lilith giró la cabeza hacía él y sonrió mientras se levantaba.
-Majestad- saludó Lilith con una cálida sonrisa.
-Lilith- respondió él.-Te he estado buscando, quería darte las gracias por lo que hiciste por mí y por el reino-
-Fue un placer ayudaros, pero vos fuisteis quien lo hizo todo-dijo ella.
-No, sin ti nunca lo habría conseguido- afirmó Dylan con rotundidad. Lilith sonrió de nuevo.
-Me alegro de que hayáis conseguido vuestro propósito- dijo Lilith.- Espero que  nuestros caminos vuelvan a cruzarse en otra ocasión, Príncipe Dylan-
-Lo mismo digo- convino él. Lilith asintió y cuando estaba a punto de irse, Dylan la llamó de nuevo. - Hay algo que quiero preguntarte desde hace tiempo...-
-¿El qué?-
-Dijiste que estaría solo mucho tiempo...- recordó Dylan. Lilith asintió.-... se dice por ahí...-
-¿Sí?-
Dylan suspiró, se sentía algo ridículo por hacer esa pregunta.
-¿Es verdad qué las hadas podéis ver el futuro?-preguntó Dylan. Quiso hacer ver que lo preguntaba sin interés como si de hecho no le importara. Pero Lilith, como siempre, supo ver la verdad en sus ojos.
-Claro que es verdad, pero sólo las más sabias saben hacerlo- matizó ella. Dylan no cambió su expresión.- Y da la casualidad de que yo soy una de las más sabias que hay-
-Entonces ¿hablabas de mi futuro enserio cuando dijiste que estaría solo mucho tiempo?- preguntó él mostrándose hasta cierto punto preocupado.
-Sí- respondió ella.
-Pues debes estar equivocada, ya que yo soy...-
-No estaba hablando de mujeres en general, no tendréis problemas con eso, no os preocupéis. Yo hablaba de la mujer de vuestra vida, de vuestro gran amor-
-¿Mi gran amor?- repitió Dylan. De repente había perdido casi toda la curiosidad.-Yo no creo en el amor verdadero.-

-Bueno, da igual que no creáis en ello pues, de todos modos, es real.-
-¿A qué te refieres en realidad?-
-A la chica que no podréis abandonar nunca, aquella que temeréis y os hará daño, de la que no desearéis lo que deseáis del resto, sino mucho más... aquella que os volverá loco, aunque no queráis- Dylan frunció el ceño.-Está lejos y aún hará falta que pasen algunos años para que la encontréis, pero aparecerá-
-¿Quién es?- preguntó.
Lilith se acercó al estanque que había recuperado el agua gracias al plan para atraer las lluvias de nuevo a Azzynor. Sus aguas eran cristalinas y estaban en calma. Lilith introdujo los dedos en él y formó una leve onda que perturbó todo el lago. Le hizo un gesto a Dylan para que se acercara a mirar en su interior.
El joven príncipe dio unos pasos y se inclinó sobre el agua. Miró más allá de su propio reflejo y más allá del fondo. Poco a poco empezó a ver una imagen... algo confusa al inicio, pero que se fue dibujando clara con el paso de los segundos. Era una habitación a oscuras, con una pequeña cama en un rincón. Allí, parecía dormir alguien. Se adivinaba la figura de una niña, dos o tres años más pequeña que él, acurrucada entre mantas y abrazada a un pequeño oso de peluche. Su rostro estaba medio tapado, apretado contra la almohada y a contraluz, pero Dylan pudo ver su cabello rubio sobre la cama cayendo en ondas.
-¿Es una... chica de la Tierra?- preguntó. Lilith no respondió.- Parece preocupada por algo- opinó él. Toda la escena proyectaba cierta aura de tristeza y melancolía.
-Así es-dijo el hada.-Os está esperando-
Dylan parpadeó cuando la imagen empezó a desaparecer. Se incorporó y su expresión de seriedad desapareció.
-Ni siquiera es mi tipo-dijo sin más. Lilith se encogió de hombros.
-Es una pena- murmuró con burla.
-Lilith, será mejor que dediques tu tiempo a otras cosas como a controlar mejor el viento- sugirió Dylan mientras se iba.- Porque la adivinación no es lo tuyo-
-Si eso pensáis, majestad- contestó ella.
Dylan desapareció de regreso al castillo. Lilith miró el agua de nuevo y sonrió de forma sabihonda.
-Pobre principito- susurró.- Os volverá tan loco que no recordaréis que no es vuestro tipo.-


Fin

Bueno, éste ha sido el final de la historia Dylan y el hada de la lluvia. Espero que os haya gustado mucho y que os hayáis acordado de dejarme algún comentario. ^^
Nos vemos en la próxima historia.