viernes, 19 de julio de 2013

¡Hola queridos lectores! 

Hoy por fin traigo el desenlace de la historia El Certamen, espero que os guste y sino, siempre podéis dar vuestros motivos =)
Lo último que habíamos leído fue a Lizbeth confesándole a Alex que no podía seguir allí debido a que sentía que traicionaba a su padre. ¡Veremos que opina Alex de esto!

Alex apretó la mandíbula y frunció el ceño.
-Ya veo-se encogió de hombros-eres libre de marcharte cuando quieras, pero no me gustaría que te fueras con una impresión equivocada de mí.
Lizbeth le miró sin entender.
-Fue Darren quién amañó el certamen, yo no tuve nada que ver y me quedé tan sorprendido como tú al no oír el nombre de tu padre como ganador, pero ya no podía hacer nada, el jurado estaba comprado y no iban a cambiar su voto.
Lizbeth tardó unos segunos en procesar todo lo que Alex estaba diciendo. El pueblo entero le había creído culpable durante meses, le había insultado, excluido y despreciado. ¿Por qué nunca había dicho nada? ¿Por qué no había contado la verdad?
-¿Por qué no lo dijiste antes?
Alex negó imperceptiblemente con la cabeza, como si todo estuviera claroy hablar no tuviera sentido.
-Daba por hecho que a estas alturas no me creías capaz de algo así-Alex apartó la mirada-está claro que me equivocaba.
Lizbeth sintió que las mejillas se le teñían de rojo.
-Bueno yo…realmente no sabía…-no se le ocurría de qué forma excusarse-Pero ¿y el pueblo? ¡Todo el mundo sigue pensando que eres un…!-se detuvo a tiempo de decir algo que pudiera herirle.
-¿Un bastardo sin sentimientos?-terminó Alex con una media sonrisa-¿Y qué puedo hacer yo? No tengo manera de demostrar nada y la gente tiende a creer lo que quiere creer. Y por supuesto es más fácil pensar que el solitario y excéntrico Alexander Mayfair ha comprado al jurado del certamen para arruinar los sueños de un viejo inventor por el simple placer de hacerlo. En ningún momento se les pasaría por la cabeza que el carismático y atractivo Darren haya podido hacer algo así solo para concederle el premio a la chica con la que se acuesta.
Lizbeth se sentía abrumada por todo aquello, y también por el hecho de que Alex había perdido completamente la compostura y no estaba acostumbrada a verle así.
-Áex… lo siento, no tenía ni idea…-la verdad es que no había nada que pudiera decir para disculparse.
-Alex levantó una mano para indicar que no hacía falta que siguiera.
-No importa, ahora ya lo sabes-cogió de nuevo el periódico que había estado leyendo antes de que Lizbeth le interrumpiera y caminó hacia la puerta. Antes de llegar a esta se dio la vuelta y dijo-puedes despedirte de Brandon cuando quieras.
Lizbeth se quedó sola en las estancia sin saber qué hacer. Caminó sin darse cuenta hasta la cocina en busca de Brandon. Después de pedirle al niño que la acompañara, los dos se sentaron en los escalones de la entrada de la casa.
Brandon no entendió por qué tenía que marcharse.
-Tu tío está molesto conmigo y no le falta razón-explicó Lizbeth-creí algo muy malo de él y estaba equivocada.
-Pues pídele disculpas-era realmente enternecedor lo sencillo que resultaba todo en la mente de los niños-él no puede saber lo arrepentida que estás si no se lo dices.
Lizbeth sonrió con ternura al niño, pero no estaba convencida. El sexto sentido del niño pareció avisarle de esto porque continuó con sus sencillos argumentos.
-Dile que ahora que le conoces sabes que es muy bueno y que te gustaría quedarte con nosotros-le explicó Brandon como si fuera él quien estaba hablando con un niño pequeño-Seguro que mi tío aun cree que quieres irte, y es una tontería que hagas algo que no nos gusta a ninguno de los tres cuando sería tan fácil pedir perdón.
Solo un niño de apenas diez años podía pensar que pedir perdón era algo fácil. Pero Lizbeth tuvo que admitir que tenía razón en todo lo que estaba diciendo.
-Creo que voy a hacerte caso-sonrió Lizbeth abrazando al pequeño, quien sonrió satisfecho.
                                                              [-----------------]

Lizbeth encontró a Alex en la terraza, apoyado en la balaustrada y mirando las estrellas, ya que hacía un rato que había anochecido.
-Creí que ya te habrías marchado-dijo Alex sin mirarla.
-No me hubiera ido sin despedirme de ti-aseguró invadida por la timidez.
-Alex se giró y la miró. A Lizbeth le pareció que tenía los ojos más oscuros que de costumbre.
-¿Has venido a despedirte, pues?-preguntó frunciendo el ceño.
Lizbeth tragó saliva y se acercó más a él.
-En realidad no. He venido a disculparme contigo-antes de que Alex pudiera interrumpirle Lizbeth continuó-Me han encantado estos meses que he pasado junto a Brandon…y junto a ti. Me he dado cuenta de que eres un gran hombre y de que te juzgue mal. Todos lo hemos hecho. Creemos que lo sabemos todo de alguien solo por su apariencia o por su actitud y no nos molestamos en indagar en lo que hay más adentro de las personas. Emitimos juicios sobre gente que no conocemos. Y nos equivocamos. Yo me he equivocado contigo. Y lo único que puedo esperar ahora es que me perdones y me permitas seguir dándole clases a Brandon…y poder seguir conociéndote a ti…si tú quieres.
En medio de toda aquella confesión Lizbeth no había podido soportar la presión de su mirada y había desviado la vista al cielo y había comenzado a tocarse el pelo. Había tratado de ser sincera pero aun así tenía miedo de la reacción que pudiera tener Alex. Al mirarle se dio cuenta de que éste estaba sonriendo. Levantó una mano y cogió el mechón de pelo castaño que Lizbeth tenía entre los dedos.
-Me alegro de que tu impresión sobre mí haya cambiado-dijo suavemente-y estoy seguro de que a Brandon le encantará saber que te quedas-hizo una breve pausa y acentuó aún más su sonrisa-aunque no tanto como a mí.
Lizbeth sonrió.
Ambos se sorprendieron bastante cuando le dieron la noticia a Brandon y éste ni se inmutó. Parecía tener claro que Lizbeth no iba a marcharse.
Pocos meses después salió a la luz que Darren había sido el culpable de todo aquello, pero pocos fueron los que se disculparon con Alex. La gente no suele admitir sus errores muy a menudo. Pero a Ále no le preocupaba. Tenía a su lado a las únicas personas cuyas opiniones le importaban.

Y colorín colorado... Espero que os haya gustado ^^

Decir que esta historia surgió de una pequeña tarea que me mandaron en una asignatura. Teníamos que elegir algún cuento o pelicula para niños y coger la idea principal para escribir algo y elegí una pelicula de Disney que siempre me ha gustado mucho: La Bella y La Bestia. 
Así que moraleja: Antes de juzgar...intentar conocer a la persona que tenéis enfrente =)



4 comentarios:

  1. Ohh! bonito feliz de historia :)
    Tan real como la vida misma; la gente no suele dar oportunidad de conocer bien a la gente y la juzga antes de tiempo.
    Ya estoy esperando tu proximo relato (y espero que sea prontito):
    Angel

    ResponderEliminar
  2. Pero entonces Liz acaba con Alex? Por como hablabas de el me parecía bastante mas mayor que ella, aunque bueno la edad no importa no? jajaja. Esta muy chulo el relato. Sigue así que yo quiero leer mas cositas de estas.

    ResponderEliminar
  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  4. Gracias por vuestros comentarios chicos =)

    Eso es Ángel, ya no nos tomamos tiempo ni para conocer a las personas!

    Kunfy, en ningún momento hago referencia a la edad de Alex, cierto que es mayor que Lizbeth, pero dicen que para el amor la edad no importa ;) Pero si estás interesada en saberlo aunque en la historia no lo diga Lizbeth tiene 19 años y Alex 27 =)

    Y de nuevo, me alegran mucho vuestros comentarios!!

    ResponderEliminar