miércoles, 10 de julio de 2013

El Retorno de los Dragones


¡Buenos días, Visitantes!
Hoy retorno del abismo más profundo de aburrimiento y calor para traeros la reseña de El Retorno de los Dragones, la primera entrega de la trilogía: Crónicas de la Dragonlance, que fue escrita por Margaret Weiss y Tracy Hickman.
 
 
 
Weiss y Hickman fueron, junto con muchos otros, creadores de esos famosos juegos de Rol de Dragones y Mazmorras (¿Habéis jugado alguna vez? A mí me habría gustado probar, pero me han faltado amigos frikis como yo)  y fue a partir de las mismas partidas que ellos jugaban con sus amigos que escribieron esta trilogía, convirtiendo sus personajes de rol en los protagonistas de innumerables aventuras.
Esta historia se desarrolla en el universo de Krynn. Y como toda aventura de dragones y mazmorras que se precie, comienza en una posada. Allí es donde se reúne un viejo grupo de amigos que se separaron cinco años atrás para investigar la desaparición de sus antiguos dioses y, al mismo tiempo, la aparición de una nueva religión defendida por unos clérigos que se hacen llamar "Los buscadores".
Nuestro grupo de protagonistas se compone de 6 miembros: Tanis el semielfo, Flint el enano, Tas el Kender, Sturm el caballero, Caramon el robusto y fuerte guerrero y su hermano gemelo Raistlin, un mago de aspecto frágil y misterioso. Mientras los amigos recuerdan viejos tiempos, aparecen dos forasteros por la posada, una princesa de la tribu de las llanuras llamada Goldmoon y su acompañante, Riwerwind. Estos personajes son portadores de una extraña vara de cristal azul con poderes ocultos y que es buscada en todo Krynn.
Cuando un ejército de goblins aparece para hacerse con la vara por orden de los Buscadores y atacan a la pareja, el grupo de Tanis se lanza en su ayuda y todos juntos se ven obligados a huir de la ciudad, internándose en un viaje a través del continente y sus múltiples territorios, superando miles dificultades y asistiendo, sin saberlo, al estallido de las guerras que en secreto se han estado fraguando en su hogar donde intervienen todas las razas que allí habitan y también los dragones que han regresado a Krynn.
Vamos, una historia de aventuras en toda regla ¿A quién no le gustaría? ¡A mí sí!
Este universo de caballeros, elfos y magos al más puro estilo Tolkien me ha encantado. En especial porque los autores trabajaron mucho en la construcción de la historia anterior de esta tierra, sus mitos y sus leyendas y todos esos detalles hacen que la historia parezca tan real que me dio la impresión de estar leyendo sobre un sitio que realmente había existido.
La historia, al ser sólo la primera parte de una trilogía, sólo acaba de comenzar en este primer volumen, y me parecía que hasta los personajes transitaban por ella reaccionando a lo que ocurría sin tener muy claro cuál era su verdadero destino. Así que estoy deseando saber lo que pasa a continuación.
Sólo hay un par de cosillas que no me terminaron de encantar... Los capítulos eran, en su mayoría, demasiado cerrados. Casi como mini aventuras que empezaban y terminaban, así que nunca te quedabas con esa intriga que te obliga a seguir leyendo aunque sean las 3 de la mañana y te caigas de sueño.
Además, cuando el libro comienza la mayor parte de protagonistas ya se conocen de haber vivido juntos otras aventuras y de hecho, en ciertas partes hacen referencia a tales hechos ¡Pero no te los cuentan! Así que me dejaban con la curiosidad de saber cómo se conocieron, qué otras cosas vivieron juntos. Por suerte, los autores ya pensaron en esto y escribieron muchos otros libros donde recogían estas anécdotas perdidas ¡Uf, menos mal!
¿Y qué puedo decir de los personajes? De todas las reseñas que llevo (Sí, ya sé que sólo llevo tres...) ésta ha sido la vez que más me ha costado entregar el premio al personaje favorito. Con semejante grupo de personajes... y todos tienen algo que hace que les cojas un cariño especial de forma individual.
Pero después de mucho pensar y reflexionar, logré reducir la lista de nominados a 3: Tanis, Raistlin y Tas.
Tanis, el semielfo y líder del grupo. Es casi el protagonista indiscutible y como la mayoría del libro se narra desde su perspectiva, es del que más datos conocemos de su vida anterior. Es noble y valiente, y al no ser un caballero al uso como Sturm, está liberado de esos rígidos códigos de moral y ética que guían a dichos personajes. Se deja guiar por su corazón y su instinto, en especial cuando se trata de proteger a sus amigos.
Raistlin... curiosamente, me gusta justo por lo contrario. Es el mago del grupo. Un joven enigmático cuyo cuerpo ha sido casi destruido por la magia. Su pasado es un gran misterio, al igual que la fuerza de su lealtad al grupo. Está claro que oculta algo y que tiene sus propios planes. ¿Qué le voy a hacer?  Me encantan los personajes que esconden más de lo que muestran.
Y por último está Tas, el Kender. ¿Y qué es un Kender? Pues un Kender es una criatura pequeña, más bajito que un enano y con una eterna apariencia infantil. Son enormemente curiosos, alocados, intrépidos y a veces, tan crueles como sólo los niños pueden ser. Tienen la curiosa afición de tomar prestados objetos de otros por tiempo indefinido. Y, por supuesto, son increíblemente encantadores. Tas aporta el humor y la inocencia al grupo, siempre dispuesto a lanzarse el primero a una aventura por peligrosa que sea y siempre con una sonrisa.
Menudo dilema. En fin, tras mucho deliberar decidí darle el premio al personaje favorito a...
 
 
 
Por su eterno buen ánimo que mantiene ya sea cayendo por un abismo o siendo pateado por un apestoso goblin, Tas nunca pierde su alegría, ni la confianza en sus grandes amigos. No conoce el miedo y por eso es el único que se atreve a fastidiar a Raistlin.
Pero además, la balanza acabó decantándose por él y por todos los kenders del mundo porque en uno de los pasajes del libro conocemos que estos seres tienen una filosofía admirable que, hoy en día más que nunca, todos deberíamos aplicar a nuestra vida. Tas le cuenta a uno de sus amigos que en una ocasión le preguntó a su padre por qué los kenders no eran tan grandes como lo eran los elfos o los humanos y la respuesta de su padre fue:
 <<Los Kenders son pequeños porque están hechos para hacer cosas pequeñas. Si observas todas las cosas grandes de este mundo verás que en realidad, están hechas de la unión de pequeñas cosas [...] Son las pequeñas cosas las que marcan la diferencia.>>
 ¿Quién no siente últimamente que las grandes cosas que pasan a nuestro alrededor están fuera de nuestro alcance? ¿Y quién no siente pena o frustración o incluso enfado al pensar que son otros los que deben encargarse de ello y no lo hacen? Quizás deberíamos hacer como los Kenders y preocuparnos por las pequeñas cosas que sí podemos cambiar, aunque comparado con lo demás, parezca que no tienen importancia.
Espero que os haya gustado. Como siempre, podéis comentar lo que queráis. Y si os ha gustado Dragonlance, no dudéis en visitar Krynn.
 ¡Hasta la próxima reseña!
 
 
 
 

2 comentarios:

  1. Hola ya estoy por aqui otra vez y bueno esta reseña esta genial ...como siempre , pero este no es mi estilo de lectura, pero es verdad que segun lo cuentas dan ganas de ponerse a leer el libro, pero los de aventuras me resultan muy cansinos.
    Pero genial la reseña.
    Hasta la proxima chicas.

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    1. Hola!
      Gracias por tu comentario una vez más y sobre todo por seguir comentado cuando nadie más lo hace ^^ Me alegro de que te haya gustado la reseña, aunque no sea tu tipo de lectura. Aunque nunca se sabe, a lo mejor te gustaría si leyeras algo así. Siempre esta bien probar nuevos estilos.
      Hasta la próxima reseña!! ^^

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