lunes, 6 de mayo de 2013

Desenlace...

Buenos días, visitantes!
Hoy os presento el desenlace de la historia del príncipe Dylan y el hada Lilith. Si quieres descubrir si el plan de Dylan tiene éxito y logra salvar su reino del terrible calor, ha llegado el momento de saberlo. ^^

3ª Parte:

Cuando nuevamente hubo anochecido, Dylan hizo a copio de toda su seguridad y confianza y acudió a reunirse con Lilith en el punto del bosque donde ella le esperaba, bastante nerviosa.
-Llegáis tarde- indicó ella. Se frotaba las manos con nerviosismo.- Por un momento he pensado que quizás os lo habéis pensado mejor y habíais considerado que todo este plan no era buena idea...-
-Yo nunca me rajo- replicó Dylan con orgullo.
-No he querido decir eso, sólo...-
-Basta- la calló él. Sonrió mientras observaba el cielo, totalmente despejado <<aunque no por mucho>> pensó. Fijo sus ojos nuevamente en los del hada.- He mirado desde la azotea del castillo en dirección a Kazzusun, como no, su cielo está totalmente cubierto por nubes con aspecto de estar a punto de dejar caer sus aguas- relató.- Lilith, tu misión es atraer esas nubes hasta aquí lo más rápido que puedas, y una vez que estén aquí yo usaré un hechizo para enfriarlas hasta que las gotas empiecen a caer.-
-Todo eso parece muy fácil dicho así- opino Lilith.- Pero ¿y si no puedo atraer las nubes como vos queréis?-
-Lilith no me gusta esa actitud- dijo Dylan.- Debes tener más confianza- Lilith arrugó la nariz.- Estoy seguro de que todo va a salir bien. Será mejor que empieces enseguida, antes de que amanezca-
Lilith se colocó en el centro del claro, cerró los ojos y empezó a concentrarse.
Invocó los poderes de su pueblo, el poder sobre el aire... realizó en voz baja diferentes cánticos hasta que sintió la fuerza invadiendo su pequeño cuerpo.
Sus ojos se oscurecieron aún más y se clavaron en el cielo. Lilith dejó de ser ella para que su espíritu volara hasta el aire que había sobre su cabeza. Extendió las manos y los brazos y lanzó una orden al cielo en el extraño lenguaje de las hadas.
Dylan contuvo la respiración mientras miraba hacía arriba esperando ver las nubes llegar zumbando. Cada segundo que pasaba sin rastro de ellas el ánimo le bajaba un poco más y su confianza menguaba. No quería pensarlo pero quizás había sido demasiado egocéntrico al pensar que conseguiría algo así. Y sólo para que su madre le tuviera más respecto.
De repente, Lilith se desplomó en el suelo. Dylan corrió hacía ella y la tomó con cuidado entre sus brazos.
-¿Qué ha pasado?- preguntó mientras le apartaba el pelo de la cara y trataba de buscar su mirada. Ella logró abrir los ojos. Estaba demasiado agotada por lo que había hecho y no conseguía mantenerse en pie.
-Estoy bien- dijo con dificultad. Dylan la interrogó con la mirada y  Lilith respiró hondo y señaló con debilidad al cielo.- Mira...-
Dylan levantó la vista... y ahí estaban.
Las nubes habían acudido a la llamada de Lilith empujadas por el viento que aún soplaba con fuerza.
-¡Lo has conseguido, Lilith!- exclamó Dylan con emoción, pero el hada negó con la cabeza.
-No lo celebréis todavía, majestad- murmuró antes de caer exhausta.
Dylan levantó la vista de nuevo y se dio cuenta de que algo no iba bien. Las nubes debían haberse parado sobre el bosque, y sin embargo aún estaban en movimiento.
El viento que Lilith había provocado para atraerlas no se había detenido y seguía empujándolas con demasiado fuerza. Para más problemas, algunas de ellas habían chocado entre sí y habían empezado a surgir relámpagos en el cielo que lo iluminaban peligrosamente.
Dylan sabía que las tormentas de su mundo eran muy peligrosas, podían provocar desde incendios hasta otro tipo de desastres naturales si algún rayo llegaba a rozar el suelo.
Tenía que detenerlas antes de que se desatara algo peor.
Se dirigían en dirección sur, si llegaba antes que ellas a su castillo quizás  desde la azotea podría pararlas.
Dejó a Lilith acomodada bajo la protección de un árbol y echó a correr lo más rápido que pudo esquivando árboles y arbustos, cuidándose de no enredarse entre la vegetación y procurando evitar los tropezones.
Llegó ante su castillo en pocos minutos. En otro momento se habría parado a pensar en si su madre se habría enterado ya de lo que había provocado, pero en esa ocasión no podía pensar en ella, ni siquiera en la posibilidad de buscarla para pedirle ayuda. Aquello había sido todo idea suya, luego era su responsabilidad y por tanto tendría que ser él quien lo solucionara.
Subió las escaleras que llevaban hasta la parte más alta del castillo negro de Azzynor y se plantó en una de las almenas. Desde allí pudo ver el desastre que se acercaba de forma inexorable. Un cúmulo de nubes mezcladas con truenos y rayos iban directas hacia él, descargando su energía maléfica y peligrosa por donde pasaban.
Tenía que deshacer todo ese problema antes de que llegaran hasta el castillo o corría el peligro de que lo hicieran añicos con su madre dentro y con él en lo alto.
Ya faltaba muy poco, asi que empezó a concentrarse. Tendría que usar una gran cantidad de poder para detener aquello.
Buscó en su interior la fuerza y reunió todo el valor, el orgullo y todas esos estúpidos sentimientos de insensatez que le habían llevado hasta esa situación y los usó para impulsar su poder. 
Extendió las manos delante de él. Sí... ya lo sentía. Subía poco a poco desde el estómago, electrificando sus brazos y adormeciendo su cuello. La chispa de poder estalló en las puntas de los dedos de sus manos que vibraban con sólo el leve roce del aire.
<<Parad>>
Ordenó mentalmente. Pero las nubes no pararon. Dylan apretó los dientes y abrió los ojos. Miró de forma severa a las nubes como si se tratara de un súbdito más.
<<Yo Dylan, Príncipe de Azzynor os ordenó que os detengáis ahora>>
Las nubes vacilaron, pero se detuvieron.
Dylan sonrió.
Soltó todo el aire que había retenido en el pecho y ahueco las manos.
-Esparcios por Azzynor y derramar vuestras aguas por mi reino- ordenó.
Las  nubes empezaron a disiparse y a repartirse en todas las direcciones. Algunas volvieron al bosque, otras permanecieron sobre el castillo, el resto viajaron dirección sur hacia los pantanos de fuego. Después, todas ellas empezaron a llover al mismo tiempo. Comenzó como una leve llovizna que refrescó el ambiente haciendo desaparecer el calor que había dibujado sobre Azzynor un paisaje demasiado desértico. La lluvia se volvió fuerte e intensa y arrastró consigo lo poco que quedaba de esa sensación de pegajoso agobio que el intenso y continuo poder de los rayos del sol habían provocado.
Dylan cayó sobre sus rodillas en el suelo y cerró los ojos mientras sentía las gotas de lluvia precipitándose sobre él y empapando todo su cuerpo. Una ancha sonrisa de satisfacción se dibujó en su rostro.

La Reina Ariadnna asomó la cabeza por la ventana y una gota de lluvia le cayó en la nariz.
Le bastó un solo segundo de observación del ambiente para adivinar lo que había pasado. Cerró la ventana y se sentó con calma en su trono. Sus labios se curvaron en una sonrisa.
Quizás Azzynor no estuviera en tan malas manos como ella pensaba...

La lluvia continuó durante varias horas y todo Azzynor rejuveneció. El color verde volvió a sus bosques y todas las hadas y seres mágicos de Azzynor bailaron bajo las aguas. Gracias a este espectáculo la reina se calmó y todo volvió a su habitual paz.
Dylan se sentía muy orgulloso de sí mismo. Tenía la sensación de que después de aquello conseguiría todo lo que se propusiera a lo largo de su vida. Ahora estaba mucho más decidido a llevar a cabo sus planes de abandonar Azzynor para irse a la Tierra, aunque su madre estuviera ahora  más segura que nunca de que Dylan sería un buen Rey.
Pero antes de partir, Dylan sabía que había alguien a quien debía ver.
Se internó en el bosque una vez más. Y se recreó observando como todo estaba más húmedo y fresco que antes, como la vida había vuelto a crecer en ese territorio y como le miraban todos con renovado respeto y admiración ya que su hazaña se había hecho famosa en cada rincón de Azzynor.
Pero casi nadie sabía que no todo el mérito de lo ocurrido era suyo. Dylan sí lo sabía y no podía olvidar a quien había confiado en él y en sus posibilidades y le había prestado su ayuda.
La vio sentada frente a un pequeño lago que hacía semanas se había secado y que ahora volvía a contener agua. Lilith ya parecía estar mejor, había recuperado sus fuerzas y su poder había sido renovado gracias al bosque. Eso tranquilizó a Dylan en parte. Lo que más orgullo le reportaba es que nadie hubiese salido herido de aquel desastre que había provocado.
Se quedó observándola en silencio. Quería pensar que la experiencia de haber conseguido sus objetivos con la ayuda de un hada y no solo como siempre, le había hecho, tal vez, un poco más humilde. Y era algo por lo que tendría que dar gracias. Un Rey con demasiado poder corre el riesgo de que las ensoñaciones de sus triunfos futuros se le suban a la cabeza y como decía su padre, a un Rey demasiado cabezón, no le cabe la corona.
Lilith giró la cabeza hacía él y sonrió mientras se levantaba.
-Majestad- saludó Lilith con una cálida sonrisa.
-Lilith- respondió él.-Te he estado buscando, quería darte las gracias por lo que hiciste por mí y por el reino-
-Fue un placer ayudaros, pero vos fuisteis quien lo hizo todo-dijo ella.
-No, sin ti nunca lo habría conseguido- afirmó Dylan con rotundidad. Lilith sonrió de nuevo.
-Me alegro de que hayáis conseguido vuestro propósito- dijo Lilith.- Espero que  nuestros caminos vuelvan a cruzarse en otra ocasión, Príncipe Dylan-
-Lo mismo digo- convino él. Lilith asintió y cuando estaba a punto de irse, Dylan la llamó de nuevo. - Hay algo que quiero preguntarte desde hace tiempo...-
-¿El qué?-
-Dijiste que estaría solo mucho tiempo...- recordó Dylan. Lilith asintió.-... se dice por ahí...-
-¿Sí?-
Dylan suspiró, se sentía algo ridículo por hacer esa pregunta.
-¿Es verdad qué las hadas podéis ver el futuro?-preguntó Dylan. Quiso hacer ver que lo preguntaba sin interés como si de hecho no le importara. Pero Lilith, como siempre, supo ver la verdad en sus ojos.
-Claro que es verdad, pero sólo las más sabias saben hacerlo- matizó ella. Dylan no cambió su expresión.- Y da la casualidad de que yo soy una de las más sabias que hay-
-Entonces ¿hablabas de mi futuro enserio cuando dijiste que estaría solo mucho tiempo?- preguntó él mostrándose hasta cierto punto preocupado.
-Sí- respondió ella.
-Pues debes estar equivocada, ya que yo soy...-
-No estaba hablando de mujeres en general, no tendréis problemas con eso, no os preocupéis. Yo hablaba de la mujer de vuestra vida, de vuestro gran amor-
-¿Mi gran amor?- repitió Dylan. De repente había perdido casi toda la curiosidad.-Yo no creo en el amor verdadero.-

-Bueno, da igual que no creáis en ello pues, de todos modos, es real.-
-¿A qué te refieres en realidad?-
-A la chica que no podréis abandonar nunca, aquella que temeréis y os hará daño, de la que no desearéis lo que deseáis del resto, sino mucho más... aquella que os volverá loco, aunque no queráis- Dylan frunció el ceño.-Está lejos y aún hará falta que pasen algunos años para que la encontréis, pero aparecerá-
-¿Quién es?- preguntó.
Lilith se acercó al estanque que había recuperado el agua gracias al plan para atraer las lluvias de nuevo a Azzynor. Sus aguas eran cristalinas y estaban en calma. Lilith introdujo los dedos en él y formó una leve onda que perturbó todo el lago. Le hizo un gesto a Dylan para que se acercara a mirar en su interior.
El joven príncipe dio unos pasos y se inclinó sobre el agua. Miró más allá de su propio reflejo y más allá del fondo. Poco a poco empezó a ver una imagen... algo confusa al inicio, pero que se fue dibujando clara con el paso de los segundos. Era una habitación a oscuras, con una pequeña cama en un rincón. Allí, parecía dormir alguien. Se adivinaba la figura de una niña, dos o tres años más pequeña que él, acurrucada entre mantas y abrazada a un pequeño oso de peluche. Su rostro estaba medio tapado, apretado contra la almohada y a contraluz, pero Dylan pudo ver su cabello rubio sobre la cama cayendo en ondas.
-¿Es una... chica de la Tierra?- preguntó. Lilith no respondió.- Parece preocupada por algo- opinó él. Toda la escena proyectaba cierta aura de tristeza y melancolía.
-Así es-dijo el hada.-Os está esperando-
Dylan parpadeó cuando la imagen empezó a desaparecer. Se incorporó y su expresión de seriedad desapareció.
-Ni siquiera es mi tipo-dijo sin más. Lilith se encogió de hombros.
-Es una pena- murmuró con burla.
-Lilith, será mejor que dediques tu tiempo a otras cosas como a controlar mejor el viento- sugirió Dylan mientras se iba.- Porque la adivinación no es lo tuyo-
-Si eso pensáis, majestad- contestó ella.
Dylan desapareció de regreso al castillo. Lilith miró el agua de nuevo y sonrió de forma sabihonda.
-Pobre principito- susurró.- Os volverá tan loco que no recordaréis que no es vuestro tipo.-


Fin

Bueno, éste ha sido el final de la historia Dylan y el hada de la lluvia. Espero que os haya gustado mucho y que os hayáis acordado de dejarme algún comentario. ^^
Nos vemos en la próxima historia.

2 comentarios:

  1. Hola!!!^^
    Aish, ¿ya se acaba? Yo quiero que escribas más, necesito más!!!:(
    Me alegro mucho de que al final el plan funcionara, pero vaya desastre estuvo a punto de desatarse! Sufrí mientras las nubes no se paraban! Menos mal que al fin Dylan demostró su capacidad para rey...aunque se fuera a la Tierra! Yo quiero saber cómo le fue allí, ¿que pasó con Lilith? ¿Y la niña?
    Ay por favor, dime que tienes escrito una continuación para saber que pasó con ellos, también con Ariadnna, ¿consintió que su hijo se marchara a la Tierra? ¿O no se marchó? Y se quedó con Lilith... -cruzo dedos- jajaja!
    Ahora me quedo con mucha curiosidad, aunque entiendo que Dylan es así, y está genial. Me ha gustado muchísimo la historia, de verdad, es muy original y entretenida, enhorabuena!!:D Ya quiero leer más historias tuyas!
    Un saludo, nos vemos:)

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  2. Holaaaa!!! :)
    Jajajaa, joo que bien que te haya gustado!! me alegro mucho!
    La verdad es que Dylan al final tuvo suerte porque el plan era un poco descabellado, pero al menos sirvió para cerrarle la boca a su madre.
    Lamentablemente no hay continuación para esta historia :( yo tenía pensada una historia independiente en la que Dylan iba a la tierra a vivir la vida (¬¬) pero cuando Azzynor se quedaba definitivamente sin magia y Kazzusun intentaba conquistarlo, su madre le pedia ayuda y entonces era cuando conocía a la chica de la visión del lago... pero nunca llegue a escribirla, porque me parecía que seria muy larga y me pillo en una época en que las historias tan largas me agobiaban un poco jajaja. Pero quizás algún día sí que la escriba!!
    Me alegra un monton que te haya gustado mucho y te agradezco mucho tu opinión, porque casi nadie había leído esta historia y no sabía si gustaría^^
    Si te interesa leer alguna más, publique otra historia en este blog <> aunque esa no es de fantasia, pero si te aburres y te apetece leer, aquí esta a tu disposición!
    Te leo pronto en tu blog!
    Byeesss ^^

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