Ayi
y yo salimos a dar una vuelta por Madrid como tantas otras veces, es lo que
tiene ser de posición humilde, que lo de dar paseos es un plan recurrente. De
repente nos adentramos en una cueva que tiene unos raíles en los que varios
adolescentes están haciendo cola como si fuera el parque de atracciones. Y la
atracción en cuestión es básicamente un tronco con ruedas en el que te tienes
que tumbar y luego sale disparado a toda mecha por los raíles. (patente en
marcha ¬¬)
No
sé muy bien por qué a Ayi y a mí nos parece una genial idea lo de subir, así
que ahí vamos como unas valientes y cada una monta en un tronco mortal de esos.
El troncomóvil se pone en marcha y gritamos durante un rato hasta que aminora
la velocidad (sí Ayi, lo siento, pero tú también gritas. Mis sueños, mis
normas) Empezamos a pasar por una especie de centro comercial en el que solo
hay establecimientos de comida extraña. Las dos empezamos a sentir hambre, nos
apeamos de nuestros respectivos troncomóviles…y no vemos nada que podamos
soportar comer. Vemos con aprensión que hay puestos de insectos y de carne
rara…Hasta que me da por dejar a Ayi un poco atrás y aventurarme tras una
esquina. Entonces con la misma ilusión que una niña el día de Reyes llamo a mi
amiga.
-¡Ayi
mira, mira!-cuando Ayi llega a mi lado se le ilumina la cara.
-¡Un
Starbucks!- no es que seamos adolescentes snobs ni mucho menos, pero somos algo
adictas a los frapuccinos de chocolate y ver uno de estos establecimientos
entre tanta comida vomitable…
Corremos
como locas hasta llegar al mostrador y pedimos bebida y comida, todo de
chocolate.
Después
de engullir todo a una velocidad propia de un sueño, salimos por una
puertecilla y aparecemos en un parque oscuro, poco transitado, pero que por
suerte contaba con una boca de metro, lo que prueba mi teoría de que en Madrid
hay bocas de metro por todas partes. (Nuestra salida de escape habitual cuando
nos perdemos por la capital). Y llegamos sanas y salvas a casa.
Analiza
esto y dime que no es una llamada a gritos de uno de nuestros paseos por Madrid
que hace tanto que no damos.
Y hasta aquí mis incoherencias mentales. Ahora vamos a leer que ha sacado Ayi en claro. Tanto si estáis de acuerdo con ella como si no, podéis opinar.
¡Aquí está Ayi! ¡Dispuesta a analizar todo lo
que sea analizable y a demostrar que para esto no es necesario ser un
psicoanalista consumado!
De todos modos, Lyra, no era necesario que me lo
dieras ya medio analizado (lo digo por esa última frase) ¡Ten un poco más de
confianza en mí! Yo solita podría haber llegado a esa conclusión.
En fin, veamos qué más puedo sacar de aquí.
Está claro que este sueño es una especie de
prolongación del anterior en el que buscabas hacerte con modelitos para el
verano. En este, ya vestida y divina de la muerte, estás buscando planes para
las vacaciones.
Analicemos el primer párrafo ¿Una cueva con
raíles y llena de adolescentes hacia una atracción? ¡Facilismo! Quieres que nos
cojamos el metro y vayamos al parque de atracciones para pelear con un montón
de críos en esas colas interminables ¿verdad?
Continuemos. Lo siguiente es un tanto
incomprensible ¿Te sorprende que nos subamos a la atracción? ¡Pero sí ya
habíamos hecho la cola! Pero sí que es interesante que tú te montes como una
valiente... creo que tu inconsciente te está diciendo que la próxima vez que
vayas a un parque tienes que subirte a todas las montañas rusas que veas ¡Es un
deseo reprimido, claramente!
Si me permites un consejo, en lugar de patentar
esta atracción el troncomovil (por
cierto, míralo porque creo ese nombre ya esta pillado) igual deberías patentar
ese nuevo concepto de complejo de ocio: el parque de atracciones con centro
comercial incorporado. Con starbucks ¡Claro! Que seguro que lo petas. Pero
evita incluir lo de los puestos de comida con insectos y carne en mal estado
que luego nos vienen las denuncias.
¿Por qué había un parque oscuro a la salida del
starbucks? ¿No sería un parking? Las palabras se parecen... de aquí lo único
que he sacado en claro es que las bocas de metro (que ciertamente crecen como
setas por Madrid) parecen haberse convertido en elementos de seguridad para ti.
No soy tan experta en la simbología freudiana como tú, querida Lyra, pero yo
buscaría en tu diccionario a ver qué significa.
Al menos tenemos un final feliz.
Hasta aquí mis dotes de interpretación ¡Espero
que te haya ayudado!
Gracias por tu interpretación Ayi, siento decirte que mi genial atracción del troncomóvil no oculta ningún deseo reprimido sobre querer subirme a una de esas abobinables atracciones a las que pretendes que me suba. La lanzadera fue mi límite.
Para todos los demás os doy vía libre para comentar. ¡Hasta la próxima!
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